Indicadores Macroeconómicos Nominales

1-  Inflación: Desde el inicio de la administración foxista, el objetivo central de la política monetaria del banco de México fue alcanzar la meta de 3% de inflación. En consecuencia, el banco central fue incrementando gradualmente el “corto” monetario, con lo que se logró reducir la inflación de 9.51% en el año de 2000, a 3.33% para 2005. Al cierre del primer semestre del 2006 la inflación anualizada fue de 3.18 por ciento.


2- 2- Tasas de interés: Con respecto a este indicador, aunque en determinados momentos del sexenio mostraron cambios abruptos, el resto de los indicadores nominales analizados mostraron tendencia a la baja, al grado de alcanzar -al final de la administración foxista- niveles de concordancia más cercanos en la historia reciente, con las tasas de interés de los principales países que son socios comerciales de México.

3- Tipo de cambio:  el recuerdo de la crisis experimentada en 1994 – 1995, una de cuyas causas fue la sobrevaluación del peso, llevo al banco de México a adoptar un esquema monetario de libre flotación, que alejaba la posibilidad de alguna drástica devaluación y, al contrario, tendía hacia la depreciación gradual de la moneda.


4- Déficit público: la política de fortalecimiento de la postura fiscal aplicada por el gobierno de Fox permitió pasar, según un informe de la Secretaría de Hacienda, de un déficit público de 0.8% del PIB en 2001, a un déficit de 0.09% del PIB al concluir su sexenio.


5- Deuda pública: el costo financiero de la deuda como porcentaje del PIB, muestra tendencia decreciente al pasar de 3.2% en 2001 a 2.8% al cierre de 2005. Por su parte, los egresos destinados a los programas de apoyo a ahorradores y deudores de la banca se redujeron en 0.3 puntos porcentuales del PIB durante el mismo periodo. Así, la proporción de la deuda pública respecto al PIB se mantuvo, entre 2001 y 2005, en un promedio de 24.9 por ciento.

666-  La clasificación del World Economie Forum: durante el gobierno de Fox se observa la tendencia hacia la pérdida de competitividad de la economía mexicana en los mercados externos, pasando de ocupar el lugar 32 en 1998, en un total de 104 países, al lugar 55 en 2005, y en 2006 al lugar 58 en esta materia.

La pérdida de competitividad se refleja de igual manera en la caída del índice de confianza entre los países receptores de inversión extranjera directa. 

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