Medidas del Gobierno Mexicano para frenar la Crisis
Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (AUSEE)
El 3 de enero de 1995, el presidente Ernesto Zedillo presentó el Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (AUSEE). Este plan de ajuste tenía como objetivo abordar la crisis económica de México e incluía los compromisos asumidos en el marco del rescate financiero internacional.
El AUSEE contemplaba una serie de medidas de austeridad y reformas estructurales destinadas a estabilizar la economía y restaurar la confianza en los mercados. Estas medidas se complementaron con el Fondo de Estabilización Cambiaria promovido por el presidente estadounidense Bill Clinton, así como con un acuerdo adicional que México concertó con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A pesar de estos esfuerzos y de la asistencia financiera internacional, la inestabilidad y la incertidumbre continuaron dominando los mercados financieros y cambiarios. La volatilidad persistente reflejaba la desconfianza de los inversores y las dificultades del gobierno mexicano para implementar las reformas necesarias en un entorno de crisis.
El AUSEE también incluyó políticas para proteger a los sectores más vulnerables de la población, intentando mitigar el impacto social de la crisis económica. Estas políticas abarcaron programas de apoyo al empleo, asistencia alimentaria y medidas para garantizar el acceso a servicios básicos.
Sin embargo, la situación económica siguió siendo precaria durante un tiempo considerable, afectando el crecimiento y el bienestar de la población. La crisis subrayó la necesidad de una mayor solidez en las políticas económicas y una gestión más efectiva de los recursos financieros, tanto internos como externos.
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Rescate bancario: ADE, UDIS, Fobaproa-IPAB
La devaluación del peso mexicano tuvo un impacto devastador en el sistema financiero, resultando en una grave crisis bancaria. Esta crisis se vio exacerbada por el aumento vertiginoso de las tasas de interés, que pasaron del 14.5% en diciembre de 1994 al 109.7% en marzo de 1995.
Este aumento abrupto de las tasas de interés empeoró la situación de la cartera vencida, que ya era un problema significativo para la banca comercial desde el sexenio anterior. Los créditos no recuperados aumentaron dramáticamente, pasando de 53,500 millones de pesos en diciembre de 1994 a 137,000 millones de pesos en diciembre de 1995.
La crisis bancaria resultante tuvo repercusiones profundas en la economía mexicana. Muchas instituciones financieras enfrentaron insolvencia y el gobierno se vio obligado a intervenir con programas de rescate bancario. Estas intervenciones incluyeron la inyección de capital y la creación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA), que asumió las deudas incobrables de los bancos.
Además, la crisis bancaria tuvo un efecto dominó en otros sectores de la economía. Las empresas y los consumidores enfrentaron una restricción severa en el acceso al crédito, lo que limitó la inversión y el consumo y contribuyó a una recesión económica. La pérdida de confianza en el sistema financiero también llevó a una fuga de capitales y una mayor volatilidad en los mercados financieros.
Acuerdo de Apoyo Inmediato para Deudores de la Banca (ADE)
Los objetivos principales eran dos: negociar con los pequeños y medianos deudores de la banca, y reforzar el sistema bancario, bajo las condiciones de:
- Limitar el impacto fiscal del programa y evitar que significara una expansión monetaria;
- Distribuir los costos del paquete entre la banca y el gobierno;
- Inducir la disciplina de pago de los deudores y evitar que se beneficiara en mayor medida al que no había cumplido frente al que sí había pagado a tiempo.
- Crear las instancias específicas para reestructurar los endeudamientos.
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