Conflictos Políticos y Sociales

Al asumir la presidencia, Ernesto Zedillo heredó varios problemas sin resolver, entre los cuales destacaban las investigaciones pendientes de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz Massieu y el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Siguiendo un acuerdo presidencial, el procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, nombró a Pablo Chapa Bezanilla como subprocurador especial encargado de esclarecer estos tres casos.

Sin embargo, ninguno de los casos se resolvió de manera satisfactoria. En lo que respecta a los asesinatos de Colosio y el cardenal Posadas, las investigaciones solo confirmaron las teorías previas, sin aportar nuevos hallazgos. El caso del asesinato de Ruiz Massieu se vio envuelto en una serie de escándalos y artimañas que no hicieron más que aumentar la confusión. La situación se complicó aún más con la detención de Raúl Salinas de Gortari, acusado de ser el autor intelectual del asesinato. Esto introdujo un elemento de conflicto político de alto nivel, enfrentando al presidente Zedillo con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Estos eventos profundizaron la desconfianza de la opinión pública en el gobierno, exacerbando la percepción de corrupción y falta de transparencia en la administración de justicia. La incapacidad de resolver estos crímenes emblemáticos dejó una sombra sobre la presidencia de Zedillo y afectó gravemente la credibilidad de las instituciones gubernamentales.


La huelga en la UNAM

La huelga en la UNAM, iniciada como protesta contra el aumento de colegiaturas decretado por el Consejo Universitario, se convirtió en una de las peores crisis en la historia de la universidad. En febrero de 1999, el rector Francisco Barnés de Castro propuso aumentar las cuotas escolares, lo que desató el rechazo estudiantil. 

El 20 de abril, los estudiantes formaron el Consejo General de Huelga (CGH) y comenzaron el paro, exigiendo también la eliminación de los exámenes del Ceneval y el restablecimiento del pase automático, entre otras demandas. 
A medida que avanzaba el tiempo, la posición de los huelguistas se endureció, afectando a académicos y culminando en actos de violencia. 

En noviembre, Barnés renunció y fue reemplazado por Juan Ramón de la Fuente, quien intentó negociar. En enero de 2000, las autoridades aceptaron la mayoría de las demandas, pero la huelga continuó hasta el 6 de febrero, cuando la PFP ingresó a la universidad, recuperó las instalaciones y arrestó a 632 huelguistas. La huelga terminó, pero el futuro de la UNAM quedó incierto.

Juan Ramón de la Fuente


Médico cirujano, especializado en psiquiatría. Fue secretario de Salud y rector de la UNAM, alcanzó importantes logros durante su periodo, entre los que se cuentan el reconocimiento de Ciudad Universitaria como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. 

Ha sido distinguido con el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (a la que años después presidió), con el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Sinaloa y con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área de Ciencias Fisico-Matemáticas y Naturales.





La huelga de la UNAM vista desde adentro:







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